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lunes, 3 de marzo de 2014

UNA BANDERA REPUBLICANA PARA LA GUARDIA CIVIL GADITANA.


LXXI Aniversario de la proclamación de la 2ª República (1931-2002). 

La Diputación de Cádiz entregó la enseña adquirida por suscripción popular.

Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en el "DIARIO DE CADIZ" del 14 de abril de 2002, págs. 24-25. 
El original está ilustrado con tres fotografías en blanco y negro.

Introducción.

La proclamación de la 2ª República el 14 de abril de 1931 conllevó, entre otras muchas cosas, la adopción de la enseña tricolor como nueva bandera nacional. 

Trece días después la Gaceta de Madrid publicaba un decreto firmado por Niceto Alcalá Zamora Torres, presidente del gobierno provisional, disponiendo su uso para todos los fines oficiales de representación del Estado, dentro y fuera del territorio español, y en todos los servicios públicos tanto civiles como militares.

Si bien su sustitución en los edificios públicos por la bicolor se hizo en la mayor parte de los lugares durante las primeras horas del nuevo régimen, arrancando una e izando otra sin más ceremonia que el griterío popular y los aplausos de los presentes, hubo que esperar varias semanas para ello en las instalaciones militares. 

De hecho hasta el 6 de mayo el nuevo ministro del Ejército, Manuel Azaña Díaz, no dictó las normas protocolarias para cambiarla en todos los acuartelamientos, incluidos los de la Guardia Civil y Carabineros.

Cumpliendo dicha orden las unidades procedieron durante los días siguientes a realizar con toda solemnidad el arriado de la enseña bicolor y el izado de la nueva bandera nacional, que en muchas ocasiones había sido donada por instituciones civiles. 

Así, por ejemplo, al Regimiento de Infantería nº 27 de Cádiz, con su jefe al frente, el coronel José Enrique Varela Iglesias, le fue entregada en aquellas fechas la enseña tricolor en un multitudinario acto celebrado en la misma plaza del ayuntamiento capitalino.

Una bandera para la Guardia Civil.


Si bien desde entonces ondeó en todas las casas-cuarteles del benemérito Instituto la nueva enseña tricolor, hubo que esperar hasta la mañana del domingo 8 de diciembre de 1935 para que se realizara la ceremonia oficial de su entrega a la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, siendo no obstante la más brillante y concurrida de todas cuantas se realizaron en la historia de la provincia, constituyendo un acontecimiento de gran notoriedad al que asistieron miles de personas tal y como lo reflejó la prensa de la época.

Para escenario de tan ilustre ceremonia se eligió el monumento a Las Cortes de 1812 frente a la antigua Casa de la Aduana, siendo invitadas todas las autoridades civiles y militares de la provincia, encargándose el presidente de la Diputación Provincial, Pedro Icardi Blanca, de entregar la nueva enseña que había sido costeada por suscripción popular.

Los padrinos de la bandera tricolor fueron Carmen Oliver Cobeña –esposa del gobernador civil de Cádiz, Luis Armiñán Odriozola- y Elías Ahuja Andría, conocido filántropo gaditano que tanto hizo por las personas más necesitadas de la provincia y el colegio de huérfanos de la Guardia Civil, entre otras instituciones. 

La Guardia Civil gaditana, a cuyo frente se encontraba el teniente coronel Sebastián Hazañas González, estuvo respaldada por la presencia del general de brigada Federico de Santiago Iglesias, jefe de la 2ª Zona de Andalucía, acompañado de una nutrida comisión de jefes y oficiales del benemérito Instituto.

Invitados civiles y comisiones militares.


A la ceremonia fueron invitados todos los alcaldes de la provincia ya que por entonces en la misma había una sola comandancia de la Guardia Civil y no dos como actualmente, asistiendo los de Alcalá de los Gazules, Algar, Algeciras, Arcos, Los Barrios, Bornos, Cádiz, El Bosque, Conil, Chiclana, Espera, El Gastor, Jerez, La Línea, Medina, Paterna de Ribera, Prado del Rey, Puerto Santa María, Puerto Real, Puerto Serrano, Rota, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda, San Roque, Setenil, Tarifa, Torre Alháquime, Trebujena y Villamartín.

También asistieron numerosos dirigentes y representantes de la vida cultural, económica, judicial, política y social de la provincia, tales como el presidente y el fiscal de la Audiencia, el juez de instrucción, el juez municipal, el decano del Colegio de Abogados, el comisario provincial de Investigación y Vigilancia, el cuerpo consular en pleno, el presidente de la Agrupación de la Prensa, el decano de la Facultad de Medicina, el presidente de la Patronal, los representantes de la Cámara de Comercio; los profesores de la Escuela de Comercio y del Patronato de Formación Profesional, el administrador de Correos, el jefe de Telégrafos, el administrador de Aduanas, miembros de la Academia Hispanoamericana, Academia de Bellas Artes, Servicio Forestal, Sociedad de Fomento, Patronato de Turismo así como numerosos representantes de otros centros oficiales y diversos partidos políticos.

Al solemne acto también acudieron las principales autoridades militares de la provincia encabezadas por el vicealmirante Sebastián Gómez-Pablos Rodríguez de Arias y el general de brigada de Infantería Julio Mena Zueco, acompañados del teniente coronel de Carabineros Leoncio Jaso Paz, demás jefes de cuerpo de la guarnición y sendas comisiones del Ejército y la Armada.

En la plaza formaron y rindieron honores una compañía y una sección montada de la Guardia Civil, una compañía del Regimiento de Infantería nº 27 mandada por el capitán Francisco Martínez García de Valdeavellano, una batería del Regimiento de Artillería de Costa nº 1 mandada por el capitán Juan Rodríguez Carmona, una compañía de Infantería de Marina mandada por el capitán Antonio Ristori Fernández, una sección de Carabineros mandada por el teniente Santiago Estébanez Piñeiro y una sección de la Guardia de Asalto mandada por el teniente Manuel Beltrán Romero, estando todas ellas a su vez bajo las órdenes del comandante de Infantería Tomás Sevillano Cousillas.

Las fuerzas de Infantería del Ejército, Artillería e Infantería de Marina, acompañadas de sus bandas de música, iban encabezadas por sus correspondientes banderas regimentales que portaban los tenientes Hermenegildo Pérez Monje, Remigio Sánchez del Alamo y Eduardo García Serna respectivamente.

Discursos, medallas y desfile.


Ante la plaza abarrotada de miles de gaditanos la madrina pronunció unas sentidídimas frases dirigidas a los guardias civiles: 

"Hoy, con la bandera de la Patria en la mano y ante vosotros, casi no puedo dirigiros la palabra para decir que todo mi orgullo de gaditana y española está a punto de transformarse en lágrimas. En momentos graves, en horas en las que peligraba la paz de una provincia, primero y de la Patria, después, vi y sentí toda la confianza que en vosotros depositó España y la República. Como española pido hoy a Dios que esta bandera sólo ondee a pleno sol en paradas de paz. Tomadla, Señor Teniente Coronel, y decid a vuestros Guardias que la respeten, defiendan y amen con el fervor que yo enseño a mi hijo que la ame, la defienda y la respete".

Por su parte el teniente coronel Hazañas le agradeció sus emotivas palabras con otras que le habían sido ayudadas a redactar por los hermanos Alvarez Quintero, uno de los cuales era el padrino de su hijo Sebastián: 

"Esta bandera, que hoy recibo con emoción y orgullo, era ya dichosa al nacer: primero, porque conocía su destino, y luego, porque debe la vida a las aportaciones de todos: cada donativo para ella ha sido como una flor, que se ha fundido en sus colores. Estamos obligados a conservarla y defenderla hasta perder nuestra vida, porque así lo interesa la gloria de la nación, el crédito de la Comandancia y nuestro propio honor. ¡Viva España! ¡Viva la República! ¡Viva Cádiz!".

Finalizados los discursos y entregada la bandera se procedió a la imposición de diversas condecoraciones. La primera fue para el capitán de la Guardia Civil Antonio Escuín Lois -la Cruz de la Orden de la República- costeda por suscripción popular del pueblo de San Fernando, estando acompañado en tal acto de Manuel Caramé Pineda, alcalde de la misma.

Seguidamente fueron recompensados con la cruz del mérito militar de 1ª clase con distintivo blanco, los periodistas Antonio Octavio Sánchez, redactor de DIARIO DE CADIZ y Antonio Garrachón Cuesta, de La Información, que estuvieron acompañados de sus respectivos directores y de Francisco Gómez Carrasco, presidente de la Agrupación de la Prensa.

A continuación se inició el desfile por las calles adyacentes de todas las fuerzas asistentes, entre las que destacaron por su pequeña edad de apenas diez años la escuadra de gastadores del colegio de huérfanos de la Guardia Civil de Valdemoro que recibieron los aplausos y vítores del público agolpado a su paso.

Finalizado el acto, autoridades e invitados fueron agasajados con una comida por la Diputación Provincial a cuyo final su presidente entre otras patrióticas palabras afirmó: 

"Los gaditanos no somos superiores a ningunos otros de los españoles, pero sí tenemos a gran gala el experimentar dos sentimientos muy destacados, que son la exaltación de los deberes: el patriotismo y la gratitud. Estas son las razones que nos han movido para celebrar este acto"

Seguidamente se dieron lectura a numerosas adhesiones de personalidades gaditanas que se encontraban fuera de la ciudad, destacando entre ellas las del insigne literato José María Pemán y de Ramón de Carranza.

El paso del tiempo.


Apenas siete meses después de aquella solemne ceremonia esa misma plaza fue el escenario principal de los primeros enfrentamientos armados de la Guerra Civil en Cádiz cuando fuerzas de Infantería y Artillería sitiaron la antigua Casa de la Aduana en donde se encontraban las dependencias del gobierno civil y la diputación provincial.

Muchos de los protagonistas y testigos de aquella memorable entrega de la bandera se verían afectados trágicamente por la terrible contienda en la que España se vió sumida durante los tres años siguientes. 

Unos fueron asesinados en los primeros días, otros murieron o resultaron heridos en los campos de batalla, cayeron enfermos o padecieron prisión e injusticia, pasando a engrosar unas páginas de la historia que jamás se deben repetir.

Casi siete décadas después, mientras aquella bandera se encuentra en el Museo de la Dirección General de la Guardia Civil, en la biblioteca de la Comandancia de Cádiz se sigue conservando, junto a otros objetos históricos, la vitrina de madera noble con los escudos republicanos de España y Cádiz, tallada en 1935 por el artesano Eladio Campe para conservar la enseña tricolor y que fue donada junto a la misma, lugar que hoy día ocupa una imagen de la Virgen del Pilar, patrona del benemérito Instituto sobre el fondo de la actual bandera nacional.

Nota: Por último significar que estas líneas han sido posibles gracias a dos testigos de aquel 8 de diciembre de 1935 en la plaza de las Cortes: Sebastián Hazañas Volpini y José Manuel Sánchez Gey.

1 comentario:

  1. Ni de lejos; ni José Mª Pemán y menos Ramón Carranza pudieron haberse adherido al acto a que hace referencia este artículo. Más bien estarían preparando el golpe de estado, financiado por el amanuense del conde de Ruiseñada y tercer Marqués de Comillas, Joan Antoni Güell y López.

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