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lunes, 20 de enero de 2014

LA GUARDIA CIVIL EN LAS CAMPAÑAS DE MELILLA



Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en la Sección "Ayer y Hoy" de la Revista profesional "GUARDIA CIVIL", núm. 538, correspondiente al mes de febrero de 1989, págs. 44-48. 
El original está ilustrado con cinco fotografías en blanco y negro y un plano en color.


Introducción.

Año 1893. Son tiempos difíciles para la Plaza de Melilla. Los sangrientos ataques a los Fuertes de Sidi-Guariach y de Cabrerizas Altas están en la angustia de los habitantes de la ciudad.

EI General Martínez Campos, Capitán General de Cataluña, manda el Cuerpo expedicionario que desde la Península acude en auxilio de la población. Con él llega el día 1 de noviembre una Unidad de Infantería de la Guardia Civil mandada por el primer Teniente don José Martínez Ibáñez. Sus primeras misiones son la escolta del Cuartel General y el servicio de Policía de la ciudad. Un mes más tarde llega otra sección del Cuerpo, esta vez de Caballería, que es empleada en el servicio de vigilancia y avanzadas en todo el denominado campo exterior. de Melilla.

Entre los servicios realizados entonces destaca la desarticulación de una importante red de contrabandistas de armas y pólvora que había surgido al amparo de aquella campaña militar y que es conocida hoy día como la Guerra de Margallo o de Sidi-Guariach. Asimismo se distinguió individualmente de forma extraordinaria el Guardia Antonio Carro Barrios, quien con gran riesgo de su vida recuperó una partida de madera para fortificación y que un temporal había arrastrado hacia el mar.

Una vez finalizada esta Campaña, las fuerzas expedicionarias de la Guardia Civil regresan junto a las del resto del Ejército a la Península, quedando un destacamento al mando del Teniente don José Sanz.

La primera Casa-Cuartel.

Poco después, en junio de 1895, se acuerda por la Junta de Arbitrios de la Plaza, antecesor del actual Ayuntamiento, la construcción de una Casa-Cuartel en el barrio de Mantelete en la que pudieran alojarse fuerzas del Instituto destacadas en la Plaza.

En marzo de 1896, y a propuesta del Comandante General de Melilla se constituye con carácter fijo y permanente una Sección de la Guardia Civil. El día 13 de agosto se ocupa el nuevo Acuartelamiento, siendo todavía casi un siglo después la Residencia de la Jefatura de la Comandancia.

Nuevas Campañas militares.


Las fuerzas del Cuerpo irán participando activamente en todas las Campañas Militares que se desarrollaron en torno a Melilla. Así el día 9 de julio de 1909, cuando los rifeños atacan a los obreros que trabajan en la línea de ferrocarril de Beni-Bu-lfrur de la Compañía Española de Minas del Rif, dando muerte a cinco de ellos, el Comandante General de la Plaza ordena responder a tal hecho y una Sección de la Guardia Civil al mando del Primer Teniente don Gerardo Alemán Villalón, se encontrará entre las unidades militares que salen en su persecución.

En el mes de septiembre la guarnición de Melilla es reforzada con varias Divisiones procedentes de la Península, llegando con ellas más fuerzas del Cuerpo.

Dos meses después, el día 23 de noviembre, el Guardia segundo Francisco Martín González moría entre Tauhima y Zeluán, cuando se trasladaba a este último poblado en compañía de dos cantineros y un carro. Durante el trayecto fueron atacados por varios rifeños, Iogrando huir y salvar la vida los dos paisanos montados en sus mulas, pero no así el componente del Cuerpo que se quedó solo luchando contra los cabileños durante una hora, hasta que se le agotaron las municiones.

Herido de gravedad, inutilizó el cerrojo de su mosquetón contra el eje del carro que le había servido de improvisado parapeto. Una vez que vieron que estaba muerto se acercaron y se llevaron como botín su uniforme y el arma inutilizada. Su cadáver fue enterrado en la Alcazaba de Zeluán.

Nuevos hechos heroicos.

En 1911, los Guardias segundos Miguel García Gómez y Valeriano Silva Franco que están concentrados en el Campamento de Beni-Chicar, son felicitados por el Director General del Cuerpo porque con gran riesgo de sus vidas, salvaron a dos soldados que habían caído al Río de Oro.

En la noche del 13 de septiembre de 1915 un grupo de rifeños se infiltran en las calles del poblado de Nador y hacen fuego por ,sorpresa sobre la Pareja compuesta por los Guardias Trinitario Navarro Castellón y Francisco de la Cruz Expósito, que prestaban servicio de vigilancia de población, cayendo heridos ambos. Cuando los cabileños se acercan a ellos para rematarlos, el Guardia Navarro se reincorpora y utilizando su fusil como maza derriba a dos de ellos y dispara sobre un tercero causándole la muerta, haciendo que el resto huyera en desbandada.

El día 14 de octubre de 1917, cuando los Guardias Paulo Sánchez Sáez y Rafael Luna González se encuentran prestando servicio de vigilancia en el poblado de Zeluán, son atacados por un grupo de rifeños apostados. El Guardia Luna cae gravemente herido. No obstante repelen la agresión haciendo fuego contra los ata- cantes que ante esa respuesta y amparados por la noche salen huyendo.

El Desastre de Annual.


Año 1921. Llegan las páginas más tristes de Melilla. El día 16 de julio, las cábilas de Abd-el-krim, ataca a las tropas del General Fernández Silvestre. La terrible derrota que ha pasado a las páginas de nuestra Historia como el "Desastre de Annual", se traduce según los distintos historiadores entre nueve mil y quince mil muertos españoles. Las mutilaciones que sufrieron muchos de los cadáveres de aquellos desafortunados soldados son una patética muestra de lo que debió suceder allí.

Embriagados. por su dantesca victoria las cábilas inician el ataque de todos los puestos y posiciones que encuentra a su paso en dirección a Melilla.

Así el día 23 de julio, la Fuerza del Puesto de San Juan de las Minas compuesta por el Cabo Juan Ruiz Sánchez y los Guardias Cándido Puertas, Félix Quintero, Matías Labrador y Manuel Rastrojo se repliegan al campamento de Segundan acompañados de la esposa, la hermana y tres hijos del primero de ellos. Cuando alcanzan la citada posición militar comprueban que ha sido abandonada, sufriendo el ataque de los rifeños.

Al llegar la noche y tras haber agotado las municiones se despojan del correaje e inutilizan sus armas, intentando escapar al amparo de la oscuridad. Desgraciadamente son sorprendidos en su intento de evasión y hechos prisioneros. No obstante gracias a la mediación de unos indígenas de la cábila de Beni-Bu-lfrur, y a cambio de un precio de 125 pesetas por persona, son disfrazados y trasladados sanos y salvos a Melilla a donde llegan el día 28 de julio.

La defensa de Nador.


El día 24 de julio las cábilas atacan Nador. La guarnición española, bajo el mando del Teniente Coronel Pardo está compuesta por dos secciones de Infantería pertenecientes a la Brigada Disciplinaria, así como por las fuerzas de los Puestos de la Guardia Civil de Segundan y Nador a cuyo frente se encuentra su Teniente Jefe de Línea don Ricardo Fresno Urzay. En total, contando a los familiares de los militares y demás personal civil, serían unas doscientas personas.

Dadas las escasas posibilidades de defensa del poblado los efectivos se atrincheraron en espera del envío de refuerzos desde Melilla en dos baluartes: La iglesia y la fábrica de harina. El Alférez del Cuerpo don Lisardo Pérez García, con tropa propia y parte de una sección de Infantería sería el encargado de la defensa de la iglesia. El resto se guarnecería en la fábrica pues era el edificio más sólido.

Los defensores de la iglesia, una vez agotadas las municiones y víveres se re- plegaron el día 31 de julio hasta la fábrica dejando por el camino numerosas bajas propias y enemigas. Los rifeños se hacen con un cañón y abren fuego sobre el edificio, causando grandes destrozos. El asedio durará diez días, destacando por su valentía y continuos actos de heroicidad el Guardia Manuel Almancha García que llegó a ser propuesto para la Laureada de San Fernando.

La heroica defensa distraerá muchas fuerzas enemigas que no serán utilizadas para atacar Melilla, dando tiempo a que llegaran a esta Plaza las tropas de socorro.

El día 2 de agosto, agotadas las municiones y los víveres, con el edificio en ruinas por el impacto de las granadas y sin esperanza de poder recibir el pronto auxilio de Melilla que dista tan sólo quince kilómetros, el teniente Coronel Pardo para salvar la vida de los familiares y demás paisanos que se encontraban con ellos, se rinde y entrega las armas. Como nota curiosa apuntaremos que en una cláusula especial del pacto se hace constar que los miembros de la Guardia Civil podrán conservar sus pistolas ya que forman parte de su uniformidad.

Se forma una columna con los supervivientes y son trasladados a Melilla en donde les esperan el General Sanjurjo y el Teniente Coronel Millán Astray.

La matanza del Puesto de Zeluán.


A pesar de este acuerdo, que se realiza según las normas internacionales, los ataques de las cábilas continuaron.

El día 3 de agosto, tras una heroica resistencia y haber agotado sus municiones y víveres, las fuerzas del Puesto de Zeluán son convencidas por los rifeños de que se les respetará sus vidas y podrán marcharse a Melilla si entregan las armas, Esta vez el pacto no se cumple. Nada más abandonar su refugio los defensores son degollados y arrebatados sus uniformes.

En el suelo yacen sin vida los cuerpos del Cabo Francisco Carrión Jiménez y los Guardias segundos Paulo Sánchez Sáez, José Noguera Aznar, Constantino Ferrero López y Sotero Alonso Herranz.

Con la llegada de refuerzos a Melilla se inicia la lenta reconquista del territorio ocupado por los sublevados. La Guardia Civil acompaña en su avance al resto de las Unidades Militares con la finalidad de irse asentando en los antiguos Puestos perdidos.

El desembarco de Alhucemas.

En 1925, con el desembarco de Alhucemas y las operaciones militares que se desarrollaron a continuación se llega a la pacificación de territorio. En dichas acciones destacaron las Fuerzas del Cuerpo mandadas por el Capitán don Marcelino Gómez-Plata Mateu y el Teniente don Juan Luque Arenas.

Al llegar a estas fechas podemos hablar del fin de las Campañas de Melilla. Las recompensas obtenidas por los miembros de la Guardia Civil a lo largo de este período constituyen por sí solas testimonio inalterable de Gloria para nuestra Historia de cuáles fueron los méritos contraídos, y los sacrificios realizados por aquellos hombres que supieron hacer del Honor su principal divisa.

Recompensas.
  • 12 ascensos por méritos de guerra.
  • 3 Cruces de María Cristina.
  • 15 Cruces del Mérito Militar con distintivo rojo pensionadas.
  • 146 Cruces del Mérito Militar con distintivo rojo.
  • 7 Cruces del Mérito Militar con distintivo bicolor.
  • 3 Medallas de Sufrimientos por la Patria.
  • 11 Cruces de la Beneficencia.
Fuentes consultadas.
  • Documentación de la 232ª Comandancia (Melilla) de la Guardia Civil.
  • Documentación de la Asociación de Estudios Melillenses.

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